Siempre he escuchado decir que el hombre es el único animal de este mundo que tiene vinculado en si mismo el concepto de la muerte. Que ningún otro animal es consciente de que algún día tendrá que morir.
Siempre he pensado que esa afirmación se trataba de otra más de las pedanterías de las cuales hacemos alarde en nuestro egocentrismo de creernos superiores en todo. Ignorando que nunca podremos saber lo que pasa en el interior de otra forma de vida, obviamente por que no somos iguales.
Por tanto el concepto de muerte, es sólo patrimonio de una inteligencia superior con la que (creemos) sólo cuenta el hombre en este vasto planeta.
Nada más lejos de la realidad.
Y para ello la naturaleza se vasta ella sola para cada vez sorprendernos más aún de lo errados que andamos.
La capacidad para sorprendernos es brutal cuando uno contempla estas imágenes y se cuestiona hasta que punto estamos tan equivocados en muchísimas cosas que ocurren a nuestro alrededor.
Un comportamiento “tan humano” en un animal, causa mucho impacto y expectación y hace que uno se pregunte hasta que punto somos en realidad el verdadero centro gravitacional de lo que ocurre en este planeta.
Y en un acto de altruismo que tan sólo creemos que poseemos nosotros, viene otra criatura de este mundo a derrumbar las creencias que tan sólo nosotros somos poseedores de virtudes exclusivas, cuando nada está más lejos de la realidad.
Y que el lugar que nos corresponde en este mundo, tan sólo es uno más sin restar mérito a los demás seres vivos que por derecho propio deambulan con nosotros en esta gran aventura que es la vida.
Archivado en: CURIOSIDADES, NUESTRO MUNDO, REFLEXIONES
