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MOHENJO-DARO: Una antigua ciudad enigmática

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AncientIndiaMohenjoDaro

El misterio de Mohenjo-Daro

Mohenjo-Daro significa “El monticulo de los muertos”. Es una de las ciudades antiguas más enigmáticas para la comunidad arqueológica. Se encuentra emplazada en las proximidades del río Indo en Pakistán.

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Detalles de uno de sus emplazamientos (La Piscina)

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Junto a otra de las ciudades de la región denominada Harappa, constituyen las dos ciudades más importantes de ésta antigua civilización del Valle del Indo durante el período comprendido entre el año 2.350 al 1.750 a.C

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                                                                         Mapa del Valle del Indo

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Mohenjo-Daro, fue descubierta por el arqueólogo británico John Hubert Marshall en el año 1920 y posteriormente declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1980. La ausencia total de templos y palacios, o incluso algún tipo de simbología que pueda asociarse a este tipo de instituciones comunes a todas las civilizaciones conocidas es una de las primeras cuetiones que asombran de éste enigmático lugar. Los edificios que se mantienen en pié, siguen un patrón uniforme, destacando su construcción en una o dos plantas en ladrillos de adobe con ausencia de adornos y ventanas. Y todo ello, dentro una planificación urbanística muy por encima a la de cualquier otra antigua civilización e incluso de las más recientes, con amplias avenidas y calles rectas, muchas de ellas perfectamente pavimentadas, con edificaciones rectangulares dotadas todas ellas de una red de drenajes, canales, tuberías y alcantarillado, que incluía arquetas de inspección de éste último. Para comprender mejor la magnitud de su arquitectura, es suficiente conocer que ninguna ciudad del Antiguo Oriente tuvo instalaciones higiénicas de ninguna clase comparables a las que podemos localizar en éstos poblados del antiguo Valle del Indo. Marshall y los que continuaron con las excavaciones de aquel lugar durante el pasado siglo XX no dejaron de maravillarse y sorprenderse a medida que profundizaban los niveles o estratos de construcción de la ciudad. Mientras más profundo más elementos de desarrollo tanto artístico y técnico eran encontrados, a diferencia de las capas superiores, dando la extraña sensación de que los habitantes del aquel misterioso lugar habían involucionado técnica y culturalmente. Del mismo modo que la cultura sumeria, también perteneciente al Valle del Indo que pareciera haber aparecido de repente, sin haber dejado huellas de una evolución anterior a la aparición de Harappa y Mohenjo-Daro. Pero si la aparición de tan sorprendente civilización sigue siendo un auténtico misterio, no lo es menos el de su desaparición, atribuida inicialmente a la presencia de pueblos invasores de origen indoeuropeo. En la actualidad no existen explicaciones plaucibles de lo que ocurrió con los moradores de aquella civilización. Los textos encontrados distan de ser descifrados por especialistas en el tema y es muy poco lo que se ha avanzado en su comprensión. Aparentemente es de tipo ideográfica y silábica, pero no se corresponde con ninguna otra escritura de las mismas características exceptuando una sola, la que aparece en las tabillas rongo-rongo de la Isla de Pascua, distanciada tanto por miles de kilómetros geográficamente como por miles de años en la historia. Esta curiosa e increíble similitud ha sido achacada por los paleógrafos a una simple casualidad.

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                                                     Restos arqueológicos de habitantes de la zona

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Una guerra nuclear de 5000 años de antiguedad

De acuerdo con el Mahabharata, un texto sagrado hindú, hace más de 5000 años se habría producido una explosión nuclear Para profundizar en la civilización del Valle del Indo, hay que recurrir a antiguos textos védicos; Un conjunto de escritos tradicionales en lenguaje sánscrito y supuestamente legados en algunos casos por los dioses, para poder encontrar referencias que traten de aclarar los numerosos interrogantes que se ciernen sobre Mohenjo-Daro y el resto de poblaciones del Valle. En uno de estos textos, el Mahabharata, un extensísimo poema épico de casi 215.000 versos aparece la ciudad de Mohenjo-Daro envuelta en una gran guerra, donde tanto hombres como dioses se vieron involucrados, y que relega a épocas aún más remotas los orígenes de la ciudad, pues los sucesos descritos en el Mahabharata se sitúan hacia el año 3.103 a.C. y que desembocaron en el “Kali Yuga” o “Edad Sombría”, una especie del fin del mundo antiguo conocido, una auténtica Apocalipsis que cambió la historia de la antigua India. Incluso existen referencias a batallas aéreas y armas de destrucción masiva, increiblemente impensadas en aquella época remota. En el Mahabharata o “guerra de los bharatas”, se describen las luchas de dos familias o clanes reales, los Pandavas y los Koravas, ambas antepasados comunes del mítico Rey Bharata. Algunas de las traducciones llevadas a cabo en los siglos XIX y XX sobre los más de doscientos mil versos que componen la antigua epopeya, han resultado enormemente polémicos, negándose incluso la propia existencia de algunos de estos mismos versos como originales, o descalificando los conocimientos de sánscrito de algunos de los eruditos que los transcribieron. Recién finalizada la I Guerra Mundial, muchos antiguos manuscritos se pusieron de moda, destacando entre ellos el Mahabharata, pues algunas de las traducciones parecían reflejar una enorme semejanza a los desgraciados momentos vividos en la contienda mundial, donde armas enormemente poderosas eran capaces de aniquilar a los hombres hasta un punto jamás visto hasta el momento. Pero el sumum llegó al concluir la II Guerra Mundial, con la utilización de la bomba atómica, la más poderosa de las armas nunca creada por la mano del hombre… Aunque ¿En la actualidad? Antes de que el hombre moderno conociera los efectos devastadores de la Bomba Atómica estos poemas podrían haber pasado por desapercibidos, sin embargo, cualquiera que los lee en la actualidad no puede evitar sorprenderse:

“…Un solo proyectil, cargado con toda la potencia del universo. Una columna incandescente de humo y llamas, tan brillante como diez mil soles, se alzó en todo su esplendor… …Era un arma desconocida, un rayo de hierro, un gigantesco mensajero de la muerte que redujo a cenizas las razas de los Vrishnis y Andakas, los enemigos contra quienes se utilizó. Los cadáveres estaban tan quemados que resultaban irreconocibles. Sus cabellos y uñas desaparecieron; jarros y objetos de greda quedaron destrozados, sin motivo aparente, y los pájaros se volvieron blancos. Al cabo de pocas horas, todos los comestibles estaban infectados. Los soldados se lanzaron a los arroyos y trataron de lavar sus cuerpos y todo su equipo…

Uno de estos más que polémicos textos, describe a la perfección la utilización de armamento nuclear 5.000 años antes de que los americanos los utilizasen sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Del mismo modo, existen gran cantidad de textos que describen con todo tipo de detalles la existencia de naves voladoras vimanas y de cohetes o misiles capaces de alcanzar largas distancias con sus mortíferas cargas. Tal vez el texto anteriormente referido del Mahabharata no sea original o su traducción no haya sido la más correcta, pero hay otras muchas clases de detalles que señalan a un abrupto final de los antiguos habitantes de Mohenjo-Daro. Se da una gran contradicción a la hora de evaluar los motivos y causas que pudieron propiciar la repentina desaparición de los mapas de Mohenjo-Daro, pues si bien por un lado se ha especulado con la posible matanza de sus pobladores a manos de hordas invasoras tras una cruenta lucha, solo se han encontrado por parte de los arqueólogos durante sus trabajos de campo, poco más de treinta esqueletos diseminados por las calles. ¿Dónde estaban pues el resto de los habitantes? ¿De dónde viene entonces el nombre de “el montí*** de los muertos”? ¿Habían desaparecido o sido evacuados antes de la batalla? También existe una hipótesis muy aceptada por la comunidad arqueológica por la que la ciudad pudo haber sido abandonada por un cambio repentino en el curso del Río Indo sobre el año 1.700 a.C., pero no explica algunos detalles muy incómodos para los que hasta el momento no se han encontrado respuestas determinantes. A pesar de ser muy pocos los esqueletos encontrados, todo parece indicar que la muerte les vino muy deprisa, en plena huída. Hasta tres miembros de la misma familia, entre los que se incluye un menor, aparecieron boca abajo cogidos de la mano, otros parecen haber sido también sorprendidos en plena calle no logrando haber encontrado refugio y observándose como parte de sus huesos se hubiesen consumido o volatizado muy rápidamente, yaciendo desde entonces de forma aislada o en pequeños grupos. Y por si fuera poco, al igual que en Harappa, todos estos restos humanos encontrados en las calles de Mohenjo-Daro presentan una circunstancia excepcionalmente extraña: un alto nivel de radioactividad. Existe una especie de foco ó “epicentro” de unos poco más de 45 metros de diámetro en el centro de la ciudad, donde el terreno se encuentra cristalizado, encontrándose los bloques de piedra más próximos derretidos o fundidos. En las edificaciones próximas se puede observar como los ladrillos de las paredes expuestos al exterior y en dirección al supuesto “epicentro” se encuentran del mismo modo, también fundidos o derretidos, una circunstancia que solo se podría haber logrado exponiéndolos a temperaturas superiores a los 1.500º centígrados. Con los mismos síntomas de destrucción se han encontrado toda clase de objetos de alfarería, cerámica, joyería, etc, y las señales de explosiones e incendios se encuentran por doquier. ¿Qué clase de armas pueden provocar tales efectos tanto en las personas como en los edificios circundantes? ¿Acaso una explosión nuclear? Dado lo increíble de semejante hipótesis, lamentablemente, no existe por el momento ningún estudio medianamente serio, achacándose inicialmente la presencia de radioactividad a las propias características geológicas del terreno donde se encuentran emplazadas las ruinas de Mohenjo-Daro. De igual manera, la presencia de objetos o superficies vitrificadas y materiales derretidos o fundidos, se ha asociado a fuerzas de la naturaleza ya observados en otras latitudes como Escocia, Australia o Egipto, producto todos ellos de rayos y arcos eléctricos de gran intensidad. Nadie, repetimos, ha intentado hacer los trabajos necesarios para clarificar la verdadera naturaleza de las cicatrices que, tanto en los seres humanos como en las edificaciones quedaron plasmados durante largos siglos, desde una perspectiva que incluyese la posible utilización de energía nuclear. El solo planteamiento de ésta última hipótesis supondría de inmediato el total desprestigio para cualquier investigador, universidad u organización, pues implicaría el conocimiento de los secretos del átomo por los hombres que habitaron el Valle del Indo hace más de 5.000 años.

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canales de desague mohenjo daro

                                            Fotografía de uno de los canales que transportaba el agua

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El cráter del Lago Lonar

No son solo Harappa o Mohenjo-Daro quienes apuntan en la dirección de tan extravagante hipótesis como plausible, ni tan siquiera los míticos relatos descritos en el Mahabharata u otros textos védicos. Son varios los puntos geográficos donde han sido detectadas las “huellas” de posibles deflagraciones nucleares en la India. Al menos existen tres puntos en el área comprendida entre las montañas de Rajmahal y el Río Ganges que presentan grandes capas de cenizas y una presencia de radiación superior a la media habitual. Lo mismo ocurre en el estado de Rajasthan, donde un área de cinco kilómetros cuadrados aparece cubierta de cenizas radioactivas a poco menos de 15 kilómetros al Oeste de la ciudad de Jodhpur, y que según siempre los lugareños, es la causante del gran número de casos de cáncer y malformaciones congénitas detectados en sus inmediaciones. Incluso se ha asociado en numerosas ocasiones al cráter del Lago Lonar, en las proximidades de Deccan, como los restos de una gigantesca explosión nuclear. El cráter se encuentra sobre una meseta de roca basáltica, lo cual le hace ser prácticamente único en el mundo, pudiéndose apreciar áreas de roca completamente vitrificada. Alcanza poco más de los dos kilómetros de diámetro y los ciento cincuenta metros de profundidad, habiendo sido siempre considerado como de origen volcánico por parte de los geólogos, aunque se abandonó tal idea para ser sustituida por la de un meteorito, aunque jamás se ha encontrado ningún rastro de material meteórico.

                                                                                               Fotografía del lago Lonar

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Otra curiosa señal de una hipotética antigua guerra nuclear en la India, es la presencia de un gigantesco cráter cerca de Bombay. Su diámetro alcanza casi los 2.154 metros. El cráter del Lago Lonar, ubicado a 400 kilómetros al noreste de Bombay, se le estima una antigüedad que rondaría los 50.000 años. No hay ningún rastro de material meteórico, etc, ni en el lugar del posible impacto ni en sus cercanías. Hasta la fecha, el cráter del Lago Lonar, en Deccan, India, es el único cráter de impacto de meteorito totalmente confirmado que está ubicado sobre una meseta de roca basáltica.

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LA VIDA EN MOHENJO DARO. VALLE DEL INDO

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Detalle de una escultura de carro tirado por bueyes
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Se cree que Mohenjo Daro tenía hasta unos 40.000 habitantes. ¿Pero quienes y cómo eran? Podrían haber convivido varias razas. Según los primeros textos indios de época brahmánica época (intermedia entre la religión védica y la religión hinduista ), los habitantes de esta región eran de piel oscura, eran los pueblos que consolidarían la etnia drávida.

Posiblemente estos pueblos se vieron empujados, por las oleadas de invasores arios (1.700-1500 a.C.), hacia el sur de la india, donde hoy constituyen el grupo étnico dominante. Los tamiles.

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Dados de arcillas
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La vida en esta ciudad indica una gran actividad comercial, tanto en la ciudad o con otras, como marina o fluvial (contaban con un puerto). También era importante la agricultura, y existía una fuerte jerarquización social. El nivel económico de sus habitantes fue extraordinariamente elevado como queda reflejado en la gran cantidad de juguetes y juegos de mesa encontrados como los dados o uno parecido al ajedrez.

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Escultura hallada en la zona
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En cuanto a sus creencias, aparecen ciertos cultos de tipo matriarcal, centrados en una diosa madre, y los elementos de la naturaleza relacionados con la fecundidad. pero es sorprendente que en todo el recinto urbano no se haya encontrado ningún edificio que pudiera considerarse como un templo. pro existe constancia de la existencia de una clase sacerdotal, representada en bustos

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                                                                  Varias escultura hallada en la zona

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Junto con el comercio, surgió un sistema de escritura con caracteres y signos inscritos en sellos de barro cocido o piedras lisas que no han sido esclarecidos ni descifrados. Algunos de estos caracteres comparten una gran semejanza con caracteres encontrados en la Isla de Pascua:

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                                     Comparativa de las dos escrituras que guarda asombrosa semejanza
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En la ciudad baja también encontramos talleres de alfareros, tintoreros, herreros, artesanos de conchas y de cuentas (abalorios). Algunos de estos artículos artesanales se fabricaban con materiales importados, mientras que otros pueden haberse destinado exclusivamente para la exportación. Por lo anterior se sabe que sus actividades incluían la agricultura, la manufactura y el comercio. Se han hallado monedas del año 2900 a. C. que datan del año 2900 a. C.

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                                                           Detalle de una vasija encontrada en la zona

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MOHENJO DARO SERÍA LA PRIMERA CIUDAD PLANIFICADA CON CRITERIOS URBANÍSTICOS. FUE UNA CIVILIZACIÓN URBANA DE LA ANTIGÜEDAD MUY AVANZADA Y CON UN NIVEL DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL SIMILAR A LA DE LAS CULTURAS MESOPOTÁMICAS.

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Mapa de la zona del Valle del Indo
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Mohenjo-Daro fue una ciudad de la antigua cultura del valle del Indo. Sus ruinas se encuentran en el actual Pakistán. Fue habitada entre el 3.000 a. C. y el 1.800 a. C. a orillas del río Indo. Fue uno de los primeros y más importantes asentamientos urbanos del mundo, existente al mismo tiempo que las civilizaciones del Antiguo Egipto, Mesopotamia y Creta.

En su mayor apogeo, fue la ciudad más desarrollada y avanzada del sur de Asia, mostrando una ingeniería (con pozos, avanzados sistemas de desagüe y baños en las casas) y una planificación urbana muy sofisticados para su época.

Algunos estudiosos opinan que los sumerios, establecidos en Mesopotamia, provendrían de Mohenjo-Daro.

Mohenho-Daro y Harappa parecen haber sido diseñadas desde cero. Ambas eran idénticas en el diseño.

Y a pesar de que no se hallaron ziggurats, cada ciudad tenía un montículo de unos diez metros de alto, que formaban una especie de plataforma artificial.

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plano ciudadela mohenjo daro

                                                                               Plano de la ciudad

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Estas ciudades no se desarrollaron desde aldeas primitivas sino que se construyeron desde el inicio como ciudades.

Fueron construidas como una colonia, probablemente sumeria, y seguramente por Enki, su principal ingeniero.

Las ciudades se construyeron entre el 3.500 al 3.000 aC y luego tuvieron un final dramático alrededor del año 2,000 aC, según las evidencias arqueológicas.

 Lo que ha desconcertado a los historiadores es que la gente que vivió en estas ciudades no se relacionó con los arios que vinieron unos 500 o 600 años más tarde y se establecieron en el llano de Panjab y Gangetic. Como los antiguos sumerios, la gente de Mohenjo-Daro y de Harappa hablaba una lengua desconocida.

Los sellos hallados son muy similares al estilo de los sellos cilíndricos de Sumer. Hay uno que muestra a un hombre salvaje luchando con dos bestias, muy similar al de Gilgamesh de pie en medio de dos leones. Estas dos ciudades eran muy probablemente colonias sumerias que fueron establecidas después del diluvio, cuando el mundo fue habitable otra vez.

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Detalles de algunos sellos de familias (arriba y abajo)

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Mohenjo-Daro, el enigma del Valle del Indo

En el actual estado de Pakistán y próxima a las orillas del río Indo, podemos encontrar una de las antiguas ciudades más enigmáticas para la comunidad arqueológica de la denominada como “Cultura del Valle del Indo”. Nos referimos a Mohenjo-Daro, que significa “el montículo de los muertos”. Junto a Harappa, situada a poco más de seiscientos kilómetros de distancia más al noreste, constituyen las dos ciudades más emblemáticas y conocidas de esta antigua civilización del Valle del Indo entre las no menos de cuatrocientas urbes de diferentes tamaños que poblaron el área oficialmente desde el año 2.350 al 1.750 a.C.Descubierta por el arqueólogo inglés John Hubert Marshall en el año 1.920 y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1.980, si hay algo que sorprende inicialmente de Mohenjo-Daro, es la total ausencia de edificios que en un principio puedan identificarse como templos o palacios, ni ningún tipo de simbología que pueda asociarse a estas instituciones. Todos los edificios siguen un patrón uniforme, destacando su construcción en una o dos plantas en ladrillos de adobe con ausencia de adornos y ventanas. Y todo ello, dentro una planificación urbanística muy por encima a la de cualquier otra antigua civilización e incluso de las más recientes, con amplias avenidas y calles rectas (muchas de ellas perfectamente pavimentadas), con edificaciones rectangulares dotadas todas ellas de una red de drenajes, canales, tuberías y alcantarillado, que incluía arquetas de inspección de éste último.Basta decir que, ninguna ciudad del Antiguo Oriente tuvo instalaciones higiénicas de ninguna clase comparables a las que podemos localizar en Mohenjo-Daro o cualquiera del resto de poblaciones del antiguo Valle del Indo.

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A la izquierda ubicación geográfica tanto de la ciudad de Mohenjo-daro, como de la cultura del Valle del Indo. A la derecha plano arqueológico del emplazamiento.
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La ciudad totalmente amurallada, también con ladrillos de adobe, se localizaba en poco más de un kilómetro cuadrado de extensión, logrando alcanzar en sus momentos de mayor apogeo casi los 50.000 habitantes, aunque existen algunos investigadores que incrementan esta cifra por encima de los doscientos mil. Se dividía en dos zonas bien diferenciadas: la primera de ellas, conocida como “la ciudadela”, si situaba sobre un montículo artificial, y albergaba el área político-administratíva, e incluso tal vez también el área religiosa, aunque no se hayan encontrado por el momento los vestigios necesarios para poder asegurarlo. La segunda zona, la “ciudad baja”, concentraba las áreas residenciales, los talleres artesanales, los almacenes y graneros. Tanto J.H. Marshall como sus sucesores en las excavaciones desarrolladas durante todo el pasado siglo XX fueron de sorpresa en sorpresa. Según profundizaban en los distintos niveles o estratos de construcción de la ciudad, más elementos de desarrollo tanto artístico y técnico eran encontrados, a diferencia que en las capas superiores, dando la sensación de una involución técnica y cultural, o al menos, de un estancamiento en el progreso de sus moradores. Al igual que la cultura sumeria, la del Valle del Indo también parece que surgió de repente, sin haber dejado huellas de una evolución anterior a la aparición de Harappa y Mohenjo-Daro. Pero si la aparición de tan sorprendente civilización sigue siendo un auténtico misterio, no lo es menos el de su desaparición, atribuida inicialmente a la presencia de pueblos invasores de origen indoeuropeo.

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En esta vista aérea, se puede observar la construcción de la ciudad de Mohenjo-daro sobre una plataforma artificial  Sobre la época de su construcción inicial aún continúa siendo motivo de debate

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En nada han podido ayudar a los especialistas que tratan de desentrañar los misterios de los antiguos pobladores del valle del Indo, los numerosos textos encontrados entre sus ruinas. A día de hoy permanece sin ser descifrada, y es muy poco lo que se ha avanzado en su comprensión. Aparentemente es de tipo ideográfica y silábica, pero no se corresponde con ninguna otra escritura de las mismas características exceptuando una sola, la que aparece en las tabillas rongo-rongo de la Isla de Pascua, distanciada tanto por miles de kilómetros geográficamente como por miles de años históricamente. Esta curiosa e increíble similitud ha sido achacada por los paleógrafos a una simple casualidad. Hay que recurrir a antiquísimos textos védicos, un conjunto de escritos tradicionales en lenguaje sánscrito y supuestamente legados en algunos casos por los dioses, para poder encontrar referencias que traten de aclarar los numerosos interrogantes que se ciernen sobre Mohenjo-Daro y el resto de poblaciones del Valle del Indo. En uno de estos textos, el Mahabharata, un extensísimo poema épico de casi 215.000 versos divididos en diez cantos (ocho veces más extenso que la Odisea y la Iliada juntas), aparece la ciudad de Mohenjo-Daro envuelta en sangrientos sucesos bélicos, donde tanto hombres como dioses se vieron involucrados, y que relega a épocas aún más remotas los orígenes de la ciudad, pues los sucesos descritos en el Mahabharata se sitúan hacia el año 3.103 a.C. y que desembocaron en el “Kali Yuga” o “Edad Sombría”, una especie del fin del mundo antiguo conocido, una auténtica Apocalipsis que cambió la historia de la antigua India.

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Muchas de las construcciones más importantes de la ciudad se encuentran en la calle principal, una vía que mide unos 9’5 metros de ancho, atravesando la ciudad de norte a sur. Destaca la presencia de alcantarillado, así como su pavimentado con una especie de argamasa de trozos de ladrillo y mortero, lo que no era habitual en las demás calles. Este “asfaltado” hizo pensar a los arqueólogos que transitaban carros por esta calle, sobre todo cuando el tiempo era lluvioso; no obstante no se han encontrado marcas de ruedas en todo su recorrido

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En el Mahabharata o “guerra de los bharatas”, se describen las luchas de dos familias o clanes reales, los Pandavas y los Koravas, ambas antepasados comunes del mítico Rey Bharata. Algunas de las traducciones llevadas a cabo en los siglos XIX y XX sobre los más de doscientos mil versos que componen la antigua epopeya, han resultado enormemente polémicos, negándose incluso la propia existencia de algunos de estos mismos versos como originales, o descalificando los conocimientos de sánscrito de algunos de los eruditos que transcribieron los textos. Recién finalizada la I Guerra Mundial, muchos antiguos manuscritos se pusieron de moda, destacando entre ellos el Mahabharata, pues algunas de las traducciones parecían reflejar una enorme semejanza a los desgraciados momentos vividos en la contienda mundial, donde armas enormemente poderosas eran capaces de aniquilar a los hombres hasta un punto jamás visto hasta el momento. Pero el sumum llegó al concluir la II Guerra Mundial, con la utilización de la bomba atómica, la más poderosa de las armas nunca creada por la mano del hombre…, pero, ¿seguro que nunca?

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En la denominada como “ciudad baja” se podían localizar talleres de alfarería, tintado, herrería y artesanos especializados en el trabajo con conchas y otros abalorios. Algunos de los artículos localizados por los arqueólogos se fabricaron con materiales importados. En la imagen, un juguete de cerámica dotado con ruedas.

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Uno de estos más que polémicos textos, describe a la perfección la utilización de armamento nuclear 5.000 años antes de que los americanos los utilizasen sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Del mismo modo, existen gran cantidad de textos que describen con todo tipo de detalles la existencia de naves voladoras (vimanas) y de cohetes o misiles capaces de alcanzar largas distancias con sus mortíferas cargas. Tal vez el texto anteriormente referido del Mahabharata no sea original o su traducción no haya sido la más correcta, pero hay otras muchas clases de detalles que señalan a un abrupto final de los antiguos habitantes de Mohenjo-Daro. Se da una gran contradicción a la hora de evaluar los motivos y causas que pudieron propiciar la repentina desaparición de los mapas de Mohenjo-Daro, pues si bien por un lado se ha especulado con la posible matanza de sus pobladores a manos de hordas invasoras tras una cruenta lucha, solo se han encontrado por parte de los arqueólogos durante sus trabajos de campo, poco más de treinta esqueletos diseminados por las calles. ¿Dónde estaban pues el resto de los habitantes? ¿De dónde viene entonces el nombre de “el montículo de los muertos”? ¿Habían desaparecido o sido evacuados antes de la batalla? También existe una hipótesis muy aceptada por la comunidad arqueológica por la que la ciudad pudo haber sido abandonada por un cambio repentino en el curso del Río Indo sobre el año 1.700 a.C., pero no explica algunos detalles muy incómodos para los que hasta el momento no se han encontrado respuestas determinantes.

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Construcción conocida con el nombre de “la piscina

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A pesar de ser muy pocos los esqueletos encontrados, todo parece indicar que la muerte les vino muy deprisa, en plena huída. Hasta tres miembros de la misma familia, entre los que se incluye un menor, aparecieron boca abajo cogidos de la mano, otros parecen haber sido también sorprendidos en plena calle no logrando haber encontrado refugio y observándose como parte de sus huesos se hubiesen consumido o volatizado muy rápidamente, yaciendo desde entonces de forma aislada o en pequeños grupos. Y por si fuera poco, al igual que en Harappa, todos estos restos humanos encontrados en las calles de Mohenjo-Daro presentan una circunstancia excepcionalmente extraña: un alto nivel de radioactividad. Existe una especie de foco ó “epicentro” de unos poco más de 45 metros de diámetro en el centro de la ciudad, donde el terreno se encuentra cristalizado, encontrándose los bloques de piedra más próximos derretidos o fundidos. En las edificaciones próximas se puede observar como los ladrillos de las paredes expuestos al exterior y en dirección al supuesto “epicentro” se encuentran del mismo modo, también fundidos o derretidos, una circunstancia que solo se podría haber logrado exponiéndolos a temperaturas superiores a los 1.500º centígrados. Con los mismos síntomas de destrucción se han encontrado toda clase de objetos de alfarería, cerámica, joyería, etc, y las señales de explosiones e incendios se encuentran por doquier. ¿Qué clase de armas pueden provocar tales efectos tanto en las personas como en los edificios circundantes? ¿Acaso una explosión nuclear?

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Algunos de los restos humanos localizados

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Dado lo increíble de semejante hipótesis, lamentablemente, no existe por el momento ningún estudio medianamente serio, achacándose inicialmente la presencia de radiactividad a las propias características geológicas del terreno donde se encuentran emplazadas las ruinas de Mohenjo-Daro. De igual manera, la presencia de objetos o superficies vitrificadas y materiales derretidos o fundidos, se ha asociado a fuerzas de la naturaleza ya observados en otras latitudes como Escocia, Australia o Egipto, producto todos ellos de rayos y arcos eléctricos de gran intensidad. Nadie, repetimos, ha intentado hacer los trabajos necesarios para clarificar la verdadera naturaleza de las cicatrices que, tanto en los seres humanos como en las edificaciones quedaron plasmados durante largos siglos, desde una perspectiva que incluyese la posible utilización de energía nuclear. El solo planteamiento de ésta última hipótesis supondría de inmediato el total desprestigio para cualquier investigador, universidad u organización, pues implicaría el conocimiento de los secretos del átomo por los hombres que habitaron el Valle del Indo hace más de 5.000 años. No son solo Harappa o Mohenjo-Daro quienes apuntan en la dirección de tan extravagante hipótesis como plausible, ni tan siquiera los míticos relatos descritos en el Mahabharata u otros textos védicos. Son varios los puntos geográficos donde han sido detectadas las “huellas” de posibles deflagraciones nucleares en la India. Al menos existen tres puntos en el área comprendida entre las montañas de Rajmahal y el Río Ganges que presentan grandes capas de cenizas y una presencia de radiación superior a la media habitual. Lo mismo ocurre en el estado de Rajasthan, donde un área de cinco kilómetros cuadrados aparece cubierta de cenizas radioactivas a poco menos de 15 kilómetros al Oeste de la ciudad de Jodhpur, y que según siempre los lugareños, es la causante del gran número de casos de cáncer y malformaciones congénitas detectados en sus inmediaciones. Incluso se ha asociado en numerosas ocasiones al cráter del Lago Lorna, en las proximidades de Deccan, como los restos de una gigantesca explosión nuclear. El cráter se encuentra sobre una meseta de roca basáltica, lo cual le hace ser prácticamente único en el mundo, pudiéndose apreciar áreas de roca completamente vitrificada. Alcanza poco más de los dos kilómetros de diámetro y los ciento cincuenta metros de profundidad, habiendo sido siempre considerado como de origen volcánico por parte de los geólogos, aunque se abandonó tal idea para ser sustituida por la de un meteorito, aunque jamás se ha encontrado ningún rastro de material meteórico.

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Foto: Mohenjo Daro, Pakistán
La civilización del valle del Indo era totalmente desconocido hasta 1921, cuando las excavaciones en lo que se convertiría en Pakistán reveló las ciudades de Harappa y Mohenjo Daro (en la foto). Esta misteriosa cultura emergió hace casi 4.500 años y prosperó durante mil años, beneficiándose de las tierras altamente fértiles de la llanura de inundación del río Indo y el comercio con las civilizaciones de la cercana Mesopotamia.

Fotografía por Randy Olson

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Una red de calles bien planificada y un elaborado sistema de drenaje indicio de que los ocupantes de la antigua civilización de Mohenjo Daro ciudad de Indo eran planificadores urbanos calificados con una reverencia por el control del agua. Pero al igual que ocupaba la antigua ciudad de Pakistán de hoy en día en el tercer milenio antes de Cristo sigue siendo un enigma. “Es bastante sin rostro”, dice el experto en Indo Gregory Possehl de la Universidad de Pennsylvania en Filadelfia. La ciudad carece de ostentosos palacios, templos y monumentos. No hay sede central obvia del gobierno o evidencia de un rey o una reina. La modestia, el orden y la limpieza al parecer prefieren. Cerámica y herramientas de cobre y piedra fueron estandarizadas. Sellos y pesos sugieren un sistema de comercio estrictamente controlado. La riqueza y la estatura de la ciudad es evidente en artefactos como el marfil, lapislázuli, cornalina y perlas de oro, así como las propias estructuras de la ciudad al horno de ladrillo. Una piscina hermético llamado el Gran Baño, encaramado en lo alto de un montículo de tierra y se mantiene en su lugar con paredes de ladrillo cocido, es la estructura más cercana Mohenjo Daro tiene a un templo. Possehl, un concesionario de National Geographic, dice que sugiere una ideología basada en la limpieza Wells se encuentra en toda la ciudad, y casi cada casa tenía una zona de baño y sistema de drenaje. Ciudad de Montículos Los arqueólogos visitaron primero Mohenjo Daro en 1911. Varias excavaciones tuvieron lugar en la década de 1920 a través de 1931. Sondas pequeñas tuvieron lugar en la década de 1930, y las excavaciones posteriores se produjeron en 1950 y 1964. La ciudad antigua se asienta sobre un terreno elevado en el moderno distrito de Larkana de la provincia de Sindh, en Pakistán. Durante su apogeo de aproximadamente 2500 a 1900 aC la ciudad fue uno de los más importantes para la civilización del Indo, dice Possehl. Se extiende a lo largo de unos 250 acres (100 hectáreas), en una serie de montículos, y el gran baño y un edificio grande asociado ocupó el montículo más alto. De acuerdo con la Universidad de Wisconsin, Madison, arqueólogo Jonathan Marcos Kenoyer, también concesionario Nacional Geographic, los montículos crecieron orgánicamente largo de los siglos ya que la gente mantuvo la construcción de plataformas y paredes de sus casas. “Poco a poco, tiene un alto promontorio sobre el que la gente está viviendo”, dice. Sin evidencia de reyes o reinas, Mohenjo Daro probablemente fue gobernada como una ciudad-estado, tal vez por los funcionarios electos o las élites de cada uno de los montículos. Artefactos preciadas Una estatuilla de bronce en miniatura de una mujer desnuda, conocida como la bailarina, fue celebrado por los arqueólogos cuando se descubrió en 1926, Kenoyer notas. De mayor interés para él, sin embargo, hay algunas esculturas de piedra de figuras masculinas sentadas, como el Rey Sacerdote intrincadamente tallada y coloreada, llamado así a pesar de que no hay pruebas de que él era un sacerdote o un rey. Las esculturas fueron encontrados roto, dice Kenoyer. ”El que se produjo en al final del período de Indus claro que no le gustaba la gente que se representan a sí mismas o de sus mayores”, dice. Justo lo que puso fin a la civilización del Indo y Mohenjo Daro-es también un misterio. Kenoyer sugiere que el río Indo, cambió de rumbo, lo que habría dificultado la economía agrícola local y la importancia de la ciudad como un centro de comercio. Pero no existe evidencia de que la inundación destruyó la ciudad, y la ciudad no estaba totalmente abandonada, dice Kenoyer. Y, Possehl dice, un cambio de curso del río no explica el colapso de toda la civilización del Indo. A lo largo del valle, la cultura ha cambiado, dice. “Se llega a una especie de evidente buen término arqueológico alrededor de 1900 aC,” dijo. ”¿Qué impulsa a eso, nadie lo sabe.”

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                                                       Ilustración de una de sus puertas del agua
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Mohenjo Daro. El misterio de la ciudad perdida.

Durante 900 años, Mohenjo-Daro, ciudad situada en lo que hoy es Pakistán, fue el centro urbano de una civilización floreciente, como una Nueva York o un Londres de su época. Alrededor de 1700 a. de C., los residentes “abandonaron” esta ciudad del Valle del Indo y se perdió bajó las arenas del tiempo hasta que los arqueólogos empezaron a excavar en el decenio de 1920. Actualmente, los visitantes pueden recorrer cientos de hectáreas entre sus calles y hogares desiertos.Se cree que Mohenjo-Daro ya había caído en un declive económico cuando llegó un ejército invasor a dar la estocada mortal. Mohenjo-Daro no se recuperó jamás y la civilización del Valle del Indo que dominaba no tardó en desaparecer después. Aunque también hay otras teorías.

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Parte del recinto amurallado

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¿DESTRUCCIÓN POR UNA BOMBA ATÓMICA?

Ésa es la conclusión de un investigador británico, David Davenport que se pasó 12 años estudiando las antiguas escrituras hindúes y la evidencia en el sitio dónde la gran ciudad – Mohenjo Daro estuvo alguna vez de pie.

Lo que se encontró en el sitio de Mohenjo Daro corresponde exactamente a Nagasaki, declaró Davenport, quien publicó sus sorprendentes resultados en un asombroso libro “Destrucción Atómica en el 2000 B.C.” (Milán, Italia, 1979).

Existe una especie de foco ó “epicentro” de un poco más de 45 metros de diámetro en el centro de la ciudad, donde el terreno se encuentra cristalizado, encontrándose los bloques de piedra más próximos derretidos o fundidos. En las edificaciones próximas se puede observar como los ladrillos de las paredes expuestos al exterior y en dirección al supuesto “epicentro” se encuentran del mismo modo, también fundidos o derretidos, una circunstancia que solo se podría haber logrado exponiéndolos a temperaturas superiores a los 1.500º centígrados. Con los mismos síntomas de destrucción se han encontrado toda clase de objetos de alfarería, cerámica, joyería, etc, y las señales de explosiones e incendios se encuentran por doquier.

El horrible y misterioso evento de hace 4,000 años, que derribó Mohenjo Daro, fue grabado en un antiguo manuscrito hindú llamado Mahabharata, que ha sido custodiado por santos varones durante siglos:

“Humo blanco caliente, que era mil veces más luminoso que el sol subió en brillo infinito y redujo la ciudad a cenizas, se lee en el relato. El agua hirvió …caballos y carrozas de guerra fueron quemados por los miles.. . los cadáveres de los caídos fueron mutilados por el terrible calor, tanto que ya no parecían como seres humanos… “

La descripción concluye:

“era una vista terrible de ver… nunca antes hemos visto un arma tan terrible.”

Los textos dicen que a los 30,000 habitantes les dieron siete días para evacuar – una clara advertencia que todo iba por ser destruido. Obviamente, algunas personas no consideraron la advertencia, porque en 1927 fueron encontrados 44 esqueletos humanos allí, sólo unos años después de que la ciudad fue descubierta.

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Detalle de una calles

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A pesar de ser muy pocos los esqueletos encontrados, todo parece indicar que la muerte les vino muy deprisa, en plena huida  Hasta tres miembros de la misma familia, entre los que se incluye un menor, aparecieron boca abajo cogidos de la mano, otros parecen haber sido también sorprendidos en plena calle no logrando haber encontrado refugio y observándose como parte de sus huesos se hubiesen consumido o volatizado muy rápidamente, yaciendo desde entonces de forma aislada o en pequeños grupos. Todos estos restos humanos encontrados en las calles de Mohenjo-Daro presentan una circunstancia excepcionalmente extraña: un alto nivel de radiactividad.

Son varios los puntos geográficos donde han sido detectadas las “huellas” de posibles deflagraciones nucleares en la India. Al menos existen tres puntos en el área comprendida entre las montañas de Rajmahal y el Río Ganges que presentan grandes capas de cenizas y una presencia de radiación superior a la media habitual. Lo mismo ocurre en el estado de Rajasthan, donde un área de cinco kilómetros cuadrados aparece cubierta de cenizas radioactivas a poco menos de 15 kilómetros al Oeste de la ciudad de Jodhpur, y que según siempre los lugareños, es la causante del gran número de casos de cáncer y malformaciones congénitas detectados en sus inmediaciones. Incluso se ha asociado en numerosas ocasiones al cráter del Lago Lorna, en las proximidades de Deccan, como los restos de una gigantesca explosión nuclear. El cráter se encuentra sobre una meseta de roca basáltica, lo cual le hace ser prácticamente único en el mundo, pudiéndose apreciar áreas de roca completamente vitrificada. Alcanza poco más de los dos kilómetros de diámetro y los ciento cincuenta metros de profundidad, habiendo sido siempre considerado como de origen volcánico por parte de los geólogos, aunque se abandonó tal idea para ser sustituida por la de un meteorito, aunque jamás se ha encontrado ningún rastro de material meteórico.

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Vista aérea de del emplazamiento

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Numerosos escritos hablan de un acontecimiento inusitado: 

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Así reza en el Mahabharata:

“Si el fulgor de mil soles
Estallara de repente en el cielo,
Sería como el esplendor del Poderoso…
Ha llegado a ser la Muerte, la destructora de mundos.

(Era) un solo proyectil
cargado con toda la fuerza del Universo.
Una columna incandescente de humo y llamas
brillante como diez mil soles
se elevó en todo su esplendor…
…Era un arma desconocida,
un relámpago de hierro,
un gigantesco mensajero de muerte,
que redujo a cenizas
a toda la raza de los Vrishnis y los Andhakas.

…Los cadáveres quedaron tan quemados
que no se podían reconocer.
Se les cayeron el pelo y las uñas:
los cacharros se rompieron sin motivo,
y los pájaros se volvieron blancos.

Al cabo de pocas horas
todos los alimentos estaban infectados…
…Para escapar de ese fuego
los soldados se arrojaban a los ríos,
para lavarse ellos y su equipo…

…Un tallo fatal como la vara de la muerte.
Medía tres codos y seis pies.
Dotado de la fuerza
del trueno de Indra, la de mil ojos,
destruía toda criatura viva…

…Entonces (el dios de esa poderosa arma)
se llevó por delante multitudes de Samsaptakas
con corceles y elefantes y carros y armas,
como si fueran hojas secas de los árboles…
Llevados por el viento, oh Rey,
parecían hermosos allá arriba
como aves en vuelo arrancando de los árboles…

…Vientos de malos auspicios llegaron a soplar…
El Sol pareció dar la vuelta,
el Universo, abrasado de calor,
parecía tener fiebre.
Elefantes y otras criaturas de la tierra,
abrasados por la energía del arma,
huyeron corriendo…
las mismas aguas al calentarse,
las criaturas que vivían en ese elemento
empezaron a arder…
Hostiles guerreros caían como árboles
quemados en un fuego furioso…
Enormes elefantes quemados por esa arma,
caían por tierra…
…Lanzando terribles gritos…

Otros abrasados por el fuego corrían de acá para allá
mientras, en medio de un incendio de bosque,
los corceles… y los carros también…
quemados por la energía de esa arma…
parecían como copas de árboles
quemados en un incendio de bosque…

…Una sustancia como fuego
ha surgido a la existencia
quemando ahora colinas y ríos y árboles.
…Toda clase de hierbas y césped
en el Universo móvil e inmóvil
quedan reducidos a cenizas…
Vosotros, crueles y perversos,
emborrachados de orgullo,
mediante ese rayo de hierro llegaréis a ser
los exterminadores de vuestra raza…”
(Mahabharata)

En el Ramayana se lee:

“Tan poderoso que podía destruir la tierra en un momento:
un gran ruido que se elevaba en humo y llamas…
y sobre él está sentada la Muerte…”
(Ramayana)

“Un proyectil, cargado con la fuerza del universo, produjo una inmensa columna de humo y llamas deslumbrantes. Tan brillantes como 10.000 soles en todo su esplendor. Era una arma desconocida un trueno de hierro, un gigantesco mensajero de la muerte, que redujo a cenizas a la totalidad de la raza enemiga. Los cuerpos quedaron irreconocibles, sus cabellos y uñas se caían, la loza se rompía espontáneamente y las aves vieron decolorados su plumaje… Después de unas cuantas horas, todos los alimentos quedaron contaminados, para poder escapar de ese fuego, los soldados se arrojaron a los ríos para lavar su equipaje y lavarse ellos mismos… El sol pareció temblar, y el universo se cubrió de calor. Las aguas hirvieron, los animales comenzaron a perecer y los guerreros hostiles cayeron derribados como briznas. Grandes proporciones de vegetación quedaron desiertos, y hasta el metal de las carrozas se fundió ante esta arma…”
(Mahavira Charita)

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En  1889 Protap Chandra Roy traduce el milenario “Drona Parva”, del sánscrito al inglés.En el se relata:

Salió disparado un proyectil brillante, poseído del resplandor de un fuego sin humo, y las huestes enemigas quedaron rodeadas por una densa oscuridad: por todas partes se hizo la oscuridad. Soplaban vientos terribles y las nubes se elevaban, rojas como la sangre: los mismos elementos mostraban su confusión. Giraba el Sol, y el mundo, achicharrado por el calor de aquella arma, parecía presa de una fiebre. Los elefantes huían despavoridos, buscando refugio. Las criaturas acuáticas se abrazaban y el enemigo caían como árboles derribados por un voraz incendio… Corceles y carros, destruidos por la energía de aquella arma, semejaban tocones sumidos por la conflagración del bosque. Por todas partes se derrumbaban carros a millares. Y entonces, la oscuridad se abatió sobre el ejército…Hace 40 años se informó:Una pesada capa de cenizas radioactivas en Rajasthan, India, cubre un área de ocho kilómetros cuadrados, dieciséis kilómetros al oeste de Jodhpur. Los científicos investigan el lugar, donde se estaban construyendo viviendas para alojar gente. Desde hace tiempo se viene notando un alto porcentaje de defectos genéticos en los recién nacidos y cáncer en el área de construcción. Los niveles de radiación registrados por los investigadores son tan altos que el gobierno Indio ha acordonado toda la región. Los científicos han desenterrado una antigua ciudad donde las evidencias muestran que hubo una explosión atómica hace miles de años, entre 8.000 y 12.000 años, y que arrasó gran parte de las construcciones y probablemente mato a medio millón de personas. Un investigador estima que la bomba nuclear usada fue aproximadamente del mismo tamaño que la lanzada en Japón en 1945.

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                                            Zona de los afluentes que bañaban la zona de Mohenjo-Dar

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